Los trabajos de Lee se cubren con un horror simultáneamente melancólico y lírico. Sus figuras humanas en miniatura condensan lo hiperactivo y realidad y la ilusión surrealista, suelen estar encerrados en espacios pequeños y herméticos dónde manifiestan una profunda sensación de dolor e impotencia por ser catalogados según clase, género, gustos y costumbres para ser comercializados y consumidos. El cuerpo se trata como una metáfora de la deshumanización provocada por la actual sociedad. Algunos se exhiben como curiosidades médicas, Aquí, la forma humana se estudia y se diseca bajo la mirada científica fría. En la extinción (2004) una sirena mítica, transgénica flota en el cerco trivial de una pecera doméstica. El arte de este artista es indicativo de la tensión emocional presente en los trabajos de Lee. Hay una oposición omnipresente entre lo mundano y lo grotesco , realidad desafiada constantemente por la ilusión fantástica.
El joven Dongwook Lee, por ejemplo, ha presentado sus ya conocidos humanoides pequeñitos, unos réplicas de otros, resbaladizos, metidos en latas de conserva y con la misma distribución que tuvieran unas cuantas sardinas dentro. Al verlo, uno no puede evitar sentirse oprimido y seriado, grata sensación cuando alguien estimula nuestro pensamiento crítico.