El arte de Hans Bellmer no es el de la mutilación, sino el del exceso, el de la superabundancia, el del asombro. Hans Bellmer es un artista de los que usan material terrorífico por alguna "causa más elevada", es de los que usa material amoroso/sexual de cualquier tipo, ya sea chocante o ilegal, que usan su asco y su enfado y sus verdaderos deseos de volcarse hacia la autorrealización y la belleza. Un verdadero nihilismo artístico; pero no el nihilismo muerto de la autorepulsión gnóstica. Incluso si es violento y abrasivo, cualquiera puede ver las diferencias entre el revolucionario arte de la vida y el reaccionario arte de la muerte.